La gente preguntó a Jesús: «¿Y qué signo haces tú para que veamos y creamos en ti? ¿cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: 'Pan del cielo les dio a comer'». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: no fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo».
Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan». Jesús les contestó: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed».
«Music of silence: Gregorian chants» © Con la autorización de Juliano Ravanello
«Debut» © Usado bajo licencia no comercial Creative Commons
Dame un trozo de paz, Señor,
un trozo
de alegría pequeña,
unas migajas
luminosas de amor.
Hoy he llegado
hasta tu puerta
al fin cansado y pobre
para pedirte luz,
para pedirte
tu limosna de paz,
de dicha grande
de que estamos tan faltos,
(tan mendigo
yo mismo de amor
y convivencia
al lado de otros pobres
que lo ignoran u olvidan que lo son
y que ahora suplican en mi verso).
Dame un trozo de sorpresa muy frágil.
Un cestillo de paz y de querencia
para volver de nuevo por mis pasos
e irles repartiendo a los hombres
pan y amor y alegría
para poder buscarte.
(Valentín Arteaga)